jueves, 22 de octubre de 2009

Buceando en la Burbuja

En unos años, alguien escribirá la historia del papel que jugó en el desastre financiero de 2008 la fe ciega en la tecnología. En el parquet de Wall Street, donde “la información sobre el dinero vale más que el mismo dinero”, los brokers se apoyan en sofisticados programas informáticos para optimizar la posibilidad de beneficios y tomar decisiones en el menor tiempo posible. Estos días, algunos de los que escribieron esas líneas de código confiesan que, quizás el software contribuyó a crear un falso sentido de seguridad, e instauró la ilusión de que los riesgos podían eliminarse por completo.

La Bolsa de Nueva York es uno de los espacios más mediados por la tecnología digital que existen. Allí, los operarios monitorizan a través de interfaces sofisticadas flujos de información en tiempo real, analizando datos y ejecutando órdenes que tendrán después un impacto planetario. Para Daniel Beunza, un sociólogo barcelonés, profesor en la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia, hay algo fascinante en las escenografías de estos espacios, y en las estéticas de la información financiera. Para explorarlas desde otras perspectivas, Beunza fundó en 2004 de la mano del programador Mar Canet y el artista Jesús Rodriguez Derivart, un proyecto que estudia las intersecciones posibles entre el arte, la tecnología y los sistemas financieros.

Sorprendentemente, los mercados de valores y sus arquitecturas han sido un tema muy poco tratado desde el arte contemporáneo. Quizás por la necesidad de mapear sus puntos de referencia, el verdadero arranque de Derivart fue la exposición Derivados (2006), premio Inéditos de nuevos comisarios en La Casa Encendida. En ella, artistas como John Klima, Natalie Jeremijenko o Antoni Muntadas buscaron correlaciones entre las evoluciones bursátiles y el indice de suicidios, o representaban el concepto de “volatilidad” a través de bandadas de pájaros de vuelo impredecible.

Los proyectos propios de Derivart, sin embargo, se acercan al espectador por medio de la irreverencia y la sorpresa como en Spread Player, su trabajo más reciente: un instrumento musical táctil -quizás el primer “homenaje” a la célebre Reactable- cuyos sonidos están determinados por la cotización de los valores del IBEX 35 en el momento de la interpretación.

Para Jesús Rodriguez, los proyectos de Derivart son sobre todo estrategías para abrir debate por medios más o menos inesperados. Desde hace años realizan proyectos sobre una de las zonas calientes por excelencia, la burbuja inmobiliaria y la crisis de la vivienda. Su Burbujómetro transforma un videojuego clásico en un mapa del precio del metro cuadrado en España, mientras la Hipotecadora disfraza de test inofensivo la terrible evidencia de que para la mayoría de la gente, pagar una casa será tarea de toda una vida. Casas Tristes es probablemente su iniciativa más ambiciosa: un proyecto en permamente construcción que propociona datos sobre la especulación inmobiliaria, mientras intenta identificar y localizar las más de tres millones de casas que permanecen vacias en España.

Un sociólogo de la economía, un artista visual y un programador de videojuegos forman Derivart, un equipo de trabajo distribuido entre Barcelona, Nueva York y Austria. Su objetivo es ofrecer desde el arte miradas corrosivas sobre los mercados financieros. El 14 de Mayo enterrarán en La Fabrica de Granollers a las empresas inmobiliarias “fallecidas” en los últimos meses, y más adelante ofrecerán sus remedios para la crisis dentro del festival In Motion del CCCB, Barcelona.

Fuente: elastico.net

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