Namika no se crea ni se destruye, solo se transforma...

Arpa Eólica

Para nuestra llamada civilización pagana, ciñéndonos a la greco-latina; el carácter místico le venía de los vientos que, soplando sobre sus cuerdas, arrancaban a manera de melodías llegadas, según parecía, de los mismos dioses. Pues siendo los vientos personificados en Bóreas, como norte; Noto como sur; Euros, como este, y Céfiro como oeste ( por citar a los cuatro grandes), cuyo dueño y señor de todos ellos era Eolo, el veloz, soplan aquéllos desde sus moradas misteriosas e ignoradas, según su dueño se lo permitiere.
Siguiendo el criterio de “datos limites”, a los que con empeño rebusco en los estudios folklóricos, y perdóneseme el excurso, diré que este Eolo aparece por vez primera en La Odisea a quien las divinidades le habían otorgado la facultad de calmar o excitar los vientos. Tal dominio tenía sobre ellos que al marchar Odiseas a la isla de Eolo, le entregó a éste un odre con los vientos en él encerrados, menos uno que sería el que empujara la nave. ¡un odre de vientos¡ Como un fuelle de gaita. Y tiempo habrá de tratar sobre la mitología de este nuestro instrumento tan usado en Asturias.

Luís Argüelles
Publicado en EL COMERCIO el 5 de septiembre de 1981

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